TIEMPO

   La concepción global de la obra parte de una analepsis: el verdadero presente es el del narrador-cronista, ya maduro, que trata de reconstruir la crónica de un asesinato cometido 27 años atrás. Usa los tiempos verbales en pretérito, marcando una mayor o menor distancia narrativa. Hay que tener en cuenta los viajes realizados por el escritor a los lugares de los hechos. Estos aparecen reflejados en pasajes metanarrativos de la novela (pues el discurso da cuenta de cómo va siendo elaborado):"Cuando volví a este pueblo olvidado tratando de recomponer con tantas astillas dispersas...".
En lo que atañe a la duración temporal o tiempo interno, podemos hablar de tiempo abreviado (si consideramos que se cierra con la muerte de Nasar), condensación temporal que abarca desde la mañana del domingo de la boda hasta el alba del lunes en que los Vicario matan a Nasar. Por exigencias mismas de la crónica que escribe, la fijación cronológica de los hechos es minuciosa.
 Pero la historia tiene ramificaciones posteriores al crimen que amplían con mucho esas veinticuatro horas. Son, por ejemplo, la autopsia realizada la tarde del lunes, el sumario que se empieza a redactar quince días después y del que el narrador tarda cinco años en rescatar 322 pliegos salteados. Encuentra a Ángela Vicario en Manaure "23 años después del drama cuando andaba vendiendo enciclopedias". Todavía es más distante la conversación con Plácida Linero, la madre de Nasar, que evoca a su hijo 27 años después de su muerte. El relato principal tiene como eje la muerte de Santiago Nasar, constantemente aludida en su anuncio, en sus detalles y en su sangrienta ejecución.
             La obra comienza in medias res, con una prolepsis que a menudo se repite, “El día en que lo iban a matar...”, y se cierra con el asesinato ya consumado del protagonista. El lector sabe desde el principio lo que va a ocurrir (las dos primeras páginas son el resumen de lo que en partes posteriores del discurso va a ser pormenorizado y reiterado) y el autor se ciñe a los límites de una cronología circular alrededor de la cual se reiteran una y otra vez los hechos narrados.
   Hay que distinguir entre tiempo de la historia y tiempo del discurso:
a)    Tiempo de la historia.
·         Tiempo principal: se trata de un tiempo abreviado y condensado al máximo, ya que abarca desde las 5,30 a las 7,05 de la mañana de un lunes de febrero de un año indeterminado. (En el amanecer del día de su muerte, Nasar se levantó a las 5,30, salió de casa a las 6,05, y exactamente una hora después, a las 7,05, “fue destazado como un cerdo”)
·         Tiempo anterior: alusiones a lo ocurrido antes de esa hora y media. Resulta muy complejo, porque en él se avanza desde un pasado remoto hasta 6 meses antes de la boda –cuando Bayardo conoce a Ángela- y hasta el día de su celebración, el domingo anterior al asesinato, con la consiguiente parranda nocturna.
·         Tiempo posterior: la autopsia, el entierro, el sumario, el encarcelamiento de los Vicario... Paralelamente: el alejamiento y la reconciliación de Bayardo y Ángela llegan casi a formar una parte separada del resto.
b)      Tiempo del discurso: el tiempo fluye en el discurso narrativo de forma irregular. Es objeto de una minuciosa manipulación, en un constante vaivén, en círculos, ya sea anticipando o haciendo retroceder las partes de la historia con el empleo de prolepsis y analepsis constantes, tal y como señalamos al comentar la estructura de la obra.
 A veces presenta los sucesos  en estricta simultaneidad, haciendo converger las distintas voces narrativas en un solo punto temporal. Surge cuando el narrador abre paso a las voces de los testigos.  Hay también amplios vacíos, elipsis (por ej., la media vida que Ángela emplea en escribir cartas a Bayardo).