Afirma el autor en El olor de la guayaba que Crónica...es su mejor novela: "En el sentido en que logré con ella hacer exactamente lo que quería. Nunca me había ocurrido antes.[...] Yo necesitaba escribir un libro sobre el cual pudiera ejercer un control riguroso y creo haberlo logrado con Crónica de una muerte anunciada".
En lo que respecta a la estructura externa, se compone de cinco secuencias (no son capítulos como los de la novela tradicional, porque no están numerados ni tienen titulillos), separadas por un gran espacio en blanco, un salto de página.
En lo que respecta a la estructura interna (cómo
se desarrolla y organiza el relato), el desorden cronológico es uno de los rasgos estructurales más
característicos de la novela del siglo XX, a veces, porque el
autor intenta reproducir los mecanismos de la memoria humana que no funciona de
manera lineal, sino caprichosa. En otras ocasiones, el novelista se inspira en
técnicas cinematográficas, como el flash back. Incluso, se puede llegar
al desorden o caos total, creando un laberinto o rompecabezas temporal.
En Crónica de una muerte anunciada,
Gabriel García Márquez se vale del recurso a la entrevista para
desordenar el tiempo. Metafóricamente lo declara en la primera secuencia: “…volví
a este pueblo tratando de recomponer con tantas astillas dispersas el
espejo roto de la memoria”. Indaga en los documentos del sumario, pregunta,
y la novela es la mezcla desordenada de lo que él recuerda, lo que descubre, y
lo que los otros le responden.
Se presentan dos momentos: el de las circunstancias
del crimen propiamente dicho, que abarca sólo unas cuantas horas, y otro
más dilatado en el tiempo que informa sobre los antecedentes y las
repercusiones que tuvo el asesinato de Santiago Nasar y que incluye las
relaciones de Ángela y Bayardo, que se reúnen muchos años después.
Cada parte gira en torno a un eje, ya sea un personaje o un suceso
concreto:
·
La primera secuencia se centra en el
personaje de Santiago Nasar la mañana en que lo van a matar. Desde la
primera frase el narrador comienza dando datos temporales precisos (“Santiago
Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana…”), como es normal en una crónica
periodística. Los pasajes que narran las circunstancias próximas a la hora del
crimen, en torno a las 7.00 de la mañana, presentan esta precisión temporal. El
crimen se anuncia desde el primer momento como algo inevitable, y
efectivamente, el capítulo acaba con la expresión inapelable: “Ya lo mataron”,
momento de tensión que pone de relieve la inutilidad de la carrera de Luisa
Santiago, la madre del narrador, para avisar a Plácida Linero, la madre de la
víctima. Es el destino trágico, la fatalidad que siempre acaba por cumplirse.
Podemos decir que el tiempo de la acción transcurrido va desde las 5.30
hasta aproximadamente las 7.00 de la mañana de un lunes de febrero. Por
todo el capítulo hay dispersos detalles relacionados con la muerte de Santiago
Nasar, detalles premonitorios que no adquieren toda su
significación hasta más adelante: la mención de la 357 Magnum, que había de resultar tan inútil a Cristo Bedoya al final;
las tripas de los conejos que
Victoria Guzmán arroja a los perros, que querrán comerse las de Santiago Nasar
más adelante; la descripción que se hace
de la casa, especialmente de la disposición de las puertas que dan a la
calle, de enorme importancia a la hora del crimen. Son indicios sueltos que se
recogen y adquieren sentido cuando se acaba de leer el libro. Esto refuerza la
circularidad de la estructura. El sentimiento en el lector es el de haber leído
una novela completa y cerrada, pese a no averiguar definitivamente si Santiago
Nasar había tenido o no relaciones con Ángela Vicario.
· La segunda secuencia tiene como
protagonistas a los novios y comienza con la llegada de Bayardo San Román al pueblo, “en
agosto del año anterior: seis meses antes de la boda”. Se nos presenta en primer lugar a este personaje (su llegada
al pueblo, los comentarios que suscita, la llegada de su familia…) y luego a Ángela Vicario y su familia. A
continuación se narra la boda, para
terminar con un momento de tensión: la devolución
de la novia a su madre por parte del novio y, sobre todo, la humillación de
Ángela: “Anda, niña —le dijo temblando de rabia—: dinos quién fue. Ella se
demoró apenas el tiempo necesario para decir el nombre. Lo buscó en las tinieblas,
lo encontró a primera vista entre tantos y tantos nombres confundibles de este
mundo y del otro, y lo dejó clavado en la pared con su dardo certero, como a
una mariposa sin albedrío cuya sentencia
estaba escrita desde siempre —Santiago Nasar—dijo”. Esto sucede alrededor
de las tres de la madrugada. El segundo capítulo, por tanto, es
cronológicamente anterior al primero.
·
La tercera secuencia comienza un poco
después de cometido el asesinato cuando los hermanos Vicario van a refugiarse a
la casa del cura, pero enseguida se da un salto atrás en el tiempo para
reconstruir las circunstancias y los detalles previos al asesinato. El eje
lo constituyen los gemelos Vicario: “Según me dijeron años después,
habían empezado por buscarlo en la casa de María Alejandrina Cervantes…”
Eso sería poco después de las tres de la madrugada. A las 3.20 se los vio en el
mercado de carne. A las 3.30 Clotilde Armenta abrió la puerta de su tienda de
leche al lado de la iglesia. A las 4.10 entraron los Vicario en la tienda. A
las 4.20 entró Santiago Nasar en su casa. Un instante después de que Santiago
Nasar fuera a acostarse, Victoria Guzmán recibe el recado de Clotilde Armenta.
A las 5.30 Victoria Guzmán sube a despertar a Santiago Nasar (regresamos al
punto en que comienza el primer capítulo). Acaba con la frase dramática de la
hermana monja del narrador anunciando de nuevo que el destino se ha cumplido: “Mataron
a Santiago Nasar”. Es temporalmente circular, pues acaba en el momento
en que comienza, poco después del crimen.
·
La cuarta secuencia es cronológicamente posterior a
todos las demás, incluida la última. Comienza con la descripción pormenorizada de
la autopsia hecha al cadáver. La enumeración de las heridas guarda un
paralelismo con la descripción del apuñalamiento que se hace en la quinta.
Luego se explican las consecuencias de
los sucesos: en los gemelos Vicario, que cumplen una condena de tres años
para terminar, uno casado con Prudencia Cotes y el otro como soldado; en el
resto de la familia Vicario, que se va del pueblo; en Bayardo San Román que se
alcoholiza hasta que sus hermanas y su madre van a rescatarlo y se lo llevan en
una camilla; en la casa del señor Xius, de la que, asombrosamente, el espíritu
de su difunta esposa se lleva objetos
La pareja vuelve a verse. Primero lo hace ella: "Llevaba mucho tiempo pensando en él sin ninguna ilusión cuando tuvo que acompañar a su madre a un examen de la vista en el hospital de Riohacha... Ángela Vicario volvió la cabeza con el último aliento, y lo vio pasar a su lado sin verla, y lo vio salir del hotel. Luego miró otra vez a su madre con el corazón hecho trizas...Nació de nuevo. «Me volví loca por él —me dijo—, loca de remate». Le bastaba cerrar los ojos para verlo, lo oía respirar en el mar, la despertaba a media noche el fogaje de su cuerpo en la cama."
De manera gradual se descubre cómo Ángela se vuelve ahora loca por él. Y empezó a escribirle cartas de manera compulsiva:"Dueña por primera vez de su destino, Ángela Vicario descubrió entonces que el odio y el amor son pasiones recíprocas. Cuantas más cartas mandaba, más encendía las brasas de su fiebre...Al principio fueron esquelas de compromiso, después fueron papelitos de amante furtiva, billetes perfumados de novia fugaz, memoriales de negocios, documentos de amor, y por último fueron las cartas indignas de una esposa abandonada que se inventaba enfermedades crueles para obligarlo a volver".
Y todo acaba con un final de novela rosa:
"No tuvo que mirar para saber quién era. «Estaba gordo y se le empezaba a caer el pelo, y ya necesitaba espejuelos para ver de cerca —me dijo—. ¡Pero era él, carajo, era él!» ...Llevaba la misma correa y las mismas alforjas de cuero descosido con adornos de plata. Bayardo San Román dio un paso adelante, sin ocuparse de las otras bordadoras atónitas, y puso las alforjas en la máquina de coser. —Bueno —dijo—, aquí estoy. Llevaba la maleta de la ropa para quedarse, y otra maleta igual con casi dos mil cartas que ella le había escrito. Estaban ordenadas por sus fechas, en paquetes cosidos con cintas de colores, y todas sin abrir".
·
La quinta secuencia es anterior en el
orden cronológico a la cuarta y narra el desarrollo del crimen. Hay
una clara insistencia en la expresión de la fatalidad que se cumple en torno a
las siete de la mañana.
Respecto al final, la
trama tiene dos aspectos diferentes relacionados con dos planos temporales: la
muerte de Santiago Nasar (en la quinta secuencia) y el reencuentro de los
esposos (en la cuarta). Estos dos núcleos se alternan en la novela
descubriendo un cierto orden bajo el aparente desorden.
Podemos considerar a Crónica
de una muerte anunciada como una novela de estructura circular: en
la primera frase ya se nos dice que a Santiago Nasar lo iban a matar; en la
última, lo vemos morir: “Después entró en su casa por la puerta trasera, que
estaba abierta desde las seis, y se derrumbó de bruces en la cocina”.
Este efecto no se habría logrado si no se hubiese alterado el orden cronológico
de las partes cuarta y quinta.