ARGUMENTO Y TEMAS

ARGUMENTO
    La anécdota

En un pueblo cercano a la costa caribeña se casan Bayardo San Román y Ángela Vicario. Tras celebrar la boda, el marido descubre que su esposa no es virgen por lo que la devuelve violentamente a la casa paterna y sufre una profunda crisis al sentirse engañado y ultrajado. Ángela acusa a Santiago Nasar de su deshonra. Para defender el honor familiar los hermanos de la joven se ven obligados a perseguir al ofensor. A pesar de que todo el pueblo conocía lo que iba a suceder y de los múltiples intentos por evitarlo, una serie de fatales coincidencias permiten que se cometa el crimen. Pasados los años, Bayardo y Ángela se reúnen y viven juntos el resto de sus días.
El relato se abre con una información clara y matizada: “El día que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5.30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo”. Parte de una situación límite - notificación de la muerte del personaje central - y después reconstruye los acontecimientos, encajando las diversas piezas.
La novela se sitúa en el periodo que transcurre desde el fin de la boda hasta la consumación del anunciado crimen. A lo largo de cinco capítulos se realiza una detallada investigación, enriquecida con diversos testimonios de los personajes, pero al mismo tiempo se recorren numerosos aspectos de la vida de los protagonistas, desde la infancia a la vejez. Pese a conocer el final, el misterio se conserva durante todo el relato.

·El tratamiento de la anécdota. El realismo mágico.

El argumento se infla con anécdotas que superan el realismo, dando entrada a lo imaginativo, lo alucinante, lo irracional, la desmesura, pero no está tan presente esta fusión entre lo real y lo maravilloso como en otras obras del autor porque  se trata de una “crónica”, relato periodístico de hechos que ocurrieron en el pasado y el insertar elementos maravillosos plantearía dudas sobre la veracidad de lo narrado.
 Son ejemplos las dos mil cartas que escribió Ángela Vicario a Bayardo San Román o la pistola que dispara balas capaces de partir a un caballo en dos y de atravesar varias paredes de la casa y de otras contiguas y pulverizar una estatua del altar mayor de una iglesia al otro lado de la plaza del pueblo. A veces, la anécdota se carga de significación simbólica: de madrugada, un fantasmal y bramante barco transporta a un obispo del que sólo sabemos que come sopas de crestas de gallo.
Son rasgos propios del realismo mágico, mediante el cual se rebasan los límites del realismo para ofrecer una visión mucho más compleja de la realidad, que se presenta en dos órdenes: el natural y el sobrenatural, unidos en perfecta armonía. Lo racional y lo irracional se funden, y fruto de esa perfecta simbiosis se configura la realidad. El realismo se trasciende con una dimensión irreal añadida a la narración de hechos cotidianos de una manera tan natural que se convierte en algo completamente lógico dentro del mundo que se describe. Hay determinados procedimientos usados en la obra como la hiperbolización de los hechos (En Manaure, pueblo al que se traslada a vivir Ángela Vicario, los retretes se desbordaban las noches de mareas altas y los pescados aparecían dando saltos en los dormitorios). También contribuye la creencia en lo onírico y lo sobrenatural: La madre de Santiago Nasar es "intérprete certera de sueños",  con la circunstancia fatal de que malinterpreta los de su hijo pues “no les puso atención a los árboles, no advierte ese “augurio aciago”.

TEMAS

   La novela es más que una simple crónica de una venganza de honra. Destacan los siguientes temas:
  • LA RESPONSABILIDAD COLECTIVA. En Vivir para contarla, el autor declara que su intención al abordar esta novela era la de tratar este asunto. Es “la responsabilidad moral, la culpa, de los habitantes de un pueblo por un crimen irracional que se podría haber evitado; sobre todo, porque se había anunciado”.
  • LA VIOLENCIA. Es la única respuesta a la violación del  código del honor que rige la moral del pueblo y que exige a la desposada llegar virgen al matrimonio: hay que lavar el honor de la familia con la sangre del ofensor. Pero además en la novela aparecen otras manifestaciones de violencia: en la personalidad de Santiago Nasar, en referencias a las guerrillas a través del personaje de Pedro Vicario, en el hecho puntual del crimen, en la descripción de la escena de la autopsia.
  • EL HONOR. Es un código rígido que todos acatan y que refleja la moral puritana e ignorante del pueblo y  nos trae reminiscencias del teatro del Siglo de OroEs un código tan puritano como intolerante, enfocado solamente hacia la sexualidad de la mujer a quien se le exige llegar virgen al matrimonio. La transgresión de este código –Ángela Vicario no llega virgen al matrimonio- es una afrenta que afecta a toda la familia y debe ser reparada con la sangre del agresor. Los gemelos Vicario, Pedro y Pablo, serán los ejecutores de la venganza que exige la honra ultrajada, venganza que debe ser rápida pues “el honor no espera” (p. 101).
  • LA RELIGIÓN. Se nos presenta a través de la visita del obispo y las expectativas frustradas que provoca en el pueblo. Es una fe con mucho de fetichista y santurrona,  que convive con las creencias supersticiosas. El escritor da a veces al tema un tratamiento humorístico e irónico.
  • LA FATALIDAD. El destino trágico pesa sobre  Santiago Nasar en forma de una serie de circunstancias adversas que lo conducen a la muerte que está relacionada con el sentido clásico del fatum o destino. El término “fatalidad” aparece en diversos momentos de la novela. Incluso el narrador se sorprende del gran número de casualidades que condujeron a la muerte de Santiago en forma de errores, casualidades y adversidades que llevaron a un desenlace fatal.
  • EL HUMOR. A veces es grotesco y esperpéntico y  sirve de anticlímax a la violencia y lo macabro del crimen.
  • EL AMOR. La novela es también la historia de la pasión amorosa de Bayardo y Ángela, que crece con la separación de los amantes y que es capaz de vencer la ofensa, la soledad, el silencio e incluso el paso del tiempo. Las relaciones entre enamorados están condicionadas por el distinto papel que desempeñan el hombre y la mujer en la sociedad caribeña recreada en la novela. En el pequeño pueblo  predomina la moral conservadora, los tabúes, la religiosidad y el apego a las tradiciones típicas del ambiente rural. Las mujeres están educadas para casarse y aceptar las imposiciones que les puedan venir del padre o de los hermanos: de Ángela y de sus hermanas se nos dice que “sabían bordar en bastidor, coser a máquina, tejer encajes de bolillo, lavar y planchar, hacer flores artificiales y dulces de fantasía, redactar esquelas de compromiso”. En cuanto a los hombres, están criados "para ser hombres", es decir, para asumir todas las responsabilidades familiares y compromisos que pudieran sobrevenirles. Se trata de una sociedad que defiende el poder y la felicidad para el hombre y considera que el papel de la mujer es el matrimonio y ser “honrada”. Es frecuente que los matrimonios se acuerden por conveniencia: el de de Plácida Linero e Ibrahim Nasar «que no tuvo un solo instante de felicidad» o el proyectado entre Santiago Nasar y Flora Miguel, que había sido pactado en plena adolescencia de ambos por sus padres respectivos constituyen un ejemplo. Respecto al matrimonio de Ángela y  Bayardo, la actitud de este se relaciona con la caza, tal como recuerda la cita del poeta Gil Vicente que abre la novela: “La caza de amor / es de altanería” , en concreto con la caza de cetrería:“Halcón que se atreve / con garza guerrera, / peligros espera”.
Otros temas secundarios son la inversión de los valores morales, el machismo asumido, la soledad de las víctimas, la muerte, la nunca satisfecha búsqueda de la verdad.